Cuando se presentan problemas en el amor, muchas personas buscan ayuda en amuletos y runas protectoras. Desde hace muchos años, los seres humanos hemos empleado distintos tipos de runas para elaborar conjuros o talismanes. Es por ello que si buscas una solución a tus problemas sentimentales, continúa leyendo y aprende más sobre las runas del amor.
Conociendo su historia
El origen de las runas se remonta 2000 años atrás, provienen principalmente del centro del continente europeo. La mayoría de las runas que existen, se desprenden del sistema rúnico celta, pues, para ellos las primeras que existieron fueron entregadas a Odín.
La palabra runa proviene del término “rugir”, con paso del tiempo fue evolucionando hasta formar el concepto nórdico “run”. El cual significa secreto o misterio.
El sistema rúnico surge de la estructura de nueve bastones mágicos que vio Odín cuando las encontró. Cada runa tiene una función importante y de ellas fluye la energía que alimenta estos mundos. En la actualidad, son 25 símbolos y dentro de ellos hay diferentes runas del amor.
Desde la antigüedad, se han empleado distintos tipos de runas para realizar rituales mágicos, curaciones, invocaciones y hechizos.
Runas del amor, del arte y la armonía
Forma parte de un subconjunto de 10 runas que hacen las veces de amuletos de protección, y están por fuera de los símbolos antiguos. Tiene grabado un círculo con dos medialunas en su interior, que simbolizan unión.
En la parte central, se puede observar un eje que sirve para simbolizar la unión entre la pareja y un solo corazón. Se puede tener en un lugar visible, siendo utilizada en forma de amuleto o anillo, pues aunque esté oculta no pierde su poder.
Este símbolo también representa el arte, el equilibrio y la armonía que se debe guardar en las relaciones personales.
Las runas vikingas y celtas
Las runas vikingas se remontan a la Edad de Bronce. Con ellas, los pueblos de Holanda, Suecia, Rumanía e Irlanda, transmitían sus grandes hazañas y predecían el futuro.
Estas son los símbolos más antiguos de este alfabeto mágico, pues poseen más de 2.000 años de antigüedad. Cada una, aparte de tener un fonema asociado, tiene un significado concreto. Esos significados combinados entre si son una herramienta de predicción y orientación del presente y el futuro. De igual manera, son de gran ayuda para el amor, el dinero o el trabajo.
Se dice que eran runas de amor y protección, que también contenían energías para la sanación. Asimismo, estas tunas eran empleadas en los rituales para elaborar conjuros y hechizos. Inicialmente eran conocidas como runas mágicas, pero con el pasar de los años se convirtieron en un alfabeto.
A las runas vikingas se les llama algunas veces runas celtas, por el pasado histórico que guardan entre sí. Se dice que el pueblo celta llegó a múltiples lugares de Europa como Italia, Bélgica y España, donde extendieron sus tradiciones y cultura, entre ellas el poder de las runas. Estos las realizaban en piedras, madera o hueso y eran utilizadas para hacer conjuros y combatir el mal.
Las runas y sus poderes
Además de las runas del amor, hay una muy importante para los amantes de estos símbolos. Esta representa el poder y la riqueza, se llama Fehu, cuyo significado literal es “ganado”. Pues en estas culturas, se creía que las riquezas de una familia las representaba el ganado y los animales. De allí que el grafismo de la runa sugiera los cuernos de una vaca.
Simbólicamente esta runa encarna a la diosa Freya, madre de la energía arquetípica del movimiento y la expansión. También simboliza la fertilidad, la maternidad y otros aspectos no tan positivos como, espíritu débil, lo manso, y lo servil.
El alfabeto rúnico
El alfabeto rúnico es un grupo de caracteres que comparten el uso de las llamadas runas. Estas letras, fueron la base principal para la conformación de las lenguas en los pueblos del norte de Europa, durante la Edad Media. Se conoce también como Futhark y representa el saber oculto de los habitantes en esta parte del mundo.
Dentro de este alfabeto hay varias versiones dependiendo del pueblo que las utilizaba. Sus inscripciones más antiguas datan de alrededor del año 150, luego fue cambiado por el latino con la cristianización. Lo cual ocurrió aproximadamente en el año 700 en la Europa central y posteriormente en el 1100 de la época vikinga.
Los alfabetos rúnicos de los cuales se tiene información son:
- Futhark (c. 150-800)
- Futhorc anglosajón (400-1100)
- Futhark joven o futhark escandinavo (800-1100)
Se dice que fue el emperador romano Carlomagno quien prohibió el uso de este alfabeto, considerándolo brujería. Él mandaba a decapitar a quien lo usara y fue por ello, que se perdieron muchos secretos místicos de las runas.
Las runas según la mitología
En la antigua creencia escandinava, las runas eran de origen divino, un regalo del dios Odín hacia los hombres.
La cultura nórdica o vikinga decía que las runas fueron dadas por el Dios Odín, para comunicarle a su pueblo sus bendiciones. Asimismo, eran empleadas para advertirles de sus futuros enemigos. En la actualidad, con la nueva era, se realizan estudios y son utilizadas como medio de adivinación y evolución personal.
Las runas del amor hoy
Hoy en día, como en aquellos años, se requiere una preparación especial para saber leer las runas. El significado de estas hasta la actualidad se dice que pasó, de boca en boca, de generación en generación. No obstante, para salvar su cultura los vikingos tallaron en grandes piedras estos símbolos. Ya que eran parte del lenguaje que utilizaban para comunicarse con los dioses.
Llénate de energía positiva con las runas del amor.
Actualmente, tenemos conocimiento de numerosas versiones de alfabetos rúnicos, el conjunto de símbolos más común y utilizado son 25.
Las runas del amor se emplean como un medio de adivinación, mantener el amor eterno y como herramienta de crecimiento personal.
Hoy en día, muchas personas recurren a las runas del amor para atraer la prosperidad, sobre todo en el ámbito sentimental. Por ello, te invitamos a que actives las energías positivas en tu vida y compruebes por el poder de las runas.
