Si tomamos todas las creencias de lo que somos, nuestra personalidad, talentos y habilidades, tenemos la estructura de nuestro ego. La construcción mental de nuestro «yo» es artificial. Y aunque la definición de ego, puede hacer que parezca una cosa estática, no lo es. Por el contrario, es una parte activa y dinámica de nuestra personalidad. El cual desempeña un papel, inmenso, en la creación del drama emocional en nuestras vidas.
Tipos de pensamientos que contribuyen a la definición de ego
Cuando tenemos pensamientos sobre nosotros mismos y estamos de acuerdo con ello, construimos una autoimagen. Por ejemplo:
- «No soy bueno en matemáticas».
- «Soy listo».
- «Mis pecas me hacen feo».
- «Nadie me quiere».
- «Soy mejor que tú».
- «Eso fue estúpido de mi parte».
Ahora bien, ¿cómo reforzamos nuestro ego? Cuando reflexionamos de esa manera y estamos de acuerdo, incluso, con la más mínima convicción de que estas ideas nos definen. Todo empieza cuando somos niños, tenemos estos pensamientos, tal vez cuando nos burlaban en el patio de recreo. Posiblemente, cuando un maestro o un padre nos reprendían o elogiaban.
En todas las culturas, desarrollar una autoimagen es una parte normal de la socialización. Sin embargo, surgen problemas cuando es negativa, inexacta o incluso demasiado positiva. Desarrollamos nuestro concepto de «yo», cuando niños. No obstante, es posible que nuestra autoimagen no se corresponda con la realidad, cuando somos adultos.
¿Por qué es tan difícil dar una definición de ego? Es complicado porque el ego no es una cosa específica. En realidad, está hecho de muchas creencias diferentes que una persona adquiere a lo largo de su vida. Esas creencias pueden ser diversas e incluso contradictorias. Para complicarlo aún más, el ego de cada persona es diferente. El desafío es tomar conciencia de cómo se ve nuestro ego personal. No es fácil, porque nuestra cultura no nos recompensa por dirigir nuestra atención hacia adentro y darnos cuenta de cómo somos.
¿Cómo detectar el ego?
La manera más fácil de detectar el ego es mediante el rastro de las reacciones emocionales que deja atrás. Por ejemplo, la ira contra un ser querido, la necesidad de tener razón, una sensación de inseguridad en ciertas situaciones. Estas emociones se pueden atribuir a las creencias falsas que componen el ego. Al principio es más fácil ver los síntomas de las emociones y el drama resultante, pero no detectamos el ego que lo causó.
El ego genera reacciones emocionales poderosas. La ira con la que reaccionamos proviene de las creencias basadas en el ego de tener la razón y «saber más» que otra persona. Tal vez, también, haya una interpretación de víctima, de traición o injusticia. Después de reaccionar de forma exagerada con ira, podríamos sentirnos mal por lo que expresamos.
En ocasiones, nos preguntamos, ¿qué me sucedió que reaccioné de esa manera? Como resultado, nos culpamos de lo sucedido, gracia a una de las voces condenatorias en nuestra cabeza. En efecto, el ego se apropia del análisis y lo convierte en un proceso de culpa. Cuando el ego controla el proceso de autorreflexión, no tienes posibilidad de ver la causa raíz de tus dramas emocionales. Debido a que el ego se reafirma y se esconde en la autocrítica.
¿Es el ego arrogante o inseguro?
Generalmente, se asocia con la arrogancia y es un término utilizado para describir a alguien que piensa que es mejor que otros. Sin embargo, esta es solo una parte del ego. De hecho, es posible tener una autoestima positiva y una negativa. Muy a menudo, estos dos aspectos de nuestra personalidad son casi iguales en magnitud y se compensan emocionalmente.
Una persona, que es muy dura consigo misma, puede tener sentimientos de inutilidad. Esta es una emoción dolorosa con la que convivir. Para enmascarar el dolor, podrían cubrirlo con bravuconería, proyectando una imagen de seguridad y confianza. Mientras, está luchando con sentimientos de inseguridad
La arrogancia es diferente de la confianza, la cual no proviene del ego. Una persona puede estar completamente segura de su habilidad, sin dejar que «se le suba a la cabeza». Aunque la humildad, a menudo, puede confundirse con la timidez y la inseguridad. No obstante, una persona, con esta característica, está en paz consigo misma y con su entorno.
Confianza sin arrogancia, humildad sin inseguridad. Estos son modales de personalidad que carecen de la dinámica de la definición de ego.
¿Cómo dejar ir el ego?
Hay muchos aspectos en la definición de ego. Por ello, no es eficaz disolverlo todo a la vez, ni es probable que puedas hacerlo. Al igual que un árbol, grande, que está cubierto de maleza en el jardín, tratas, con cuidado, de podarlo. El mismo enfoque es efectivo al dejar ir las falsas creencias que componen el ego. Comienzas apartándote de los pensamientos individuales que lo refuerzan. Luego, dejas ir las creencias, para poder ir separándote de esa identidad falsa que alimenta tu ego.
Hay que tener paciencia, esto no es rápido, pero debes tener presente que las cosas que vale la pena, toman tiempo. No hay nada mejor que dejar ir lo que te está causando la infelicidad.